lunes, 16 de septiembre de 2013
Origen de las actuales fiestas de San Roque y la Virgen de la Ascensión.
En una conversación mantenida con miembros de la actual Comisión de Fiestas me percaté del desconocimiento que hay entre los jóvenes de lo que ha costado comenzar y mantener las actuales fiestas de Las Parras que, tras varios años sin tener fiestas, se recuperaron en torno a 1980.
Pido disculpas de antemano por las imprecisiones que pueda cometer, pues lo que aquí menciono es tan sólo lo que yo recuerdo. Por ello pido más que nunca vuestra colaboración, a través de comentarios o de cualquier otro modo, para corregirme o completar cualquier información que pueda aparecer en esta entrada del blog.
Comenzaré con una descripción de la situación del pueblo en aquellas fechas que nos permita comprender los sucesos acaecidos desde entonces:
En 1978, 10 años después de la agregación de Las Parras al municipio de Utrillas, el Ayuntamiento no había invertido ni una peseta en Las Parras. La carretera a Utrillas era una pista de tierra de penoso estado que se abrió en la Guerra Civil para facilitar el paso de los tanques. No había carretera ni pista de tierra que nos uniera con Cervera. No teníamos servicio de agua corriente ni alcantarillado en las casas. Las calles no estaban pavimentadas. No teníamos teléfono público ni privado. El alumbrado público era una instalación de dos cables pelados medio sueltos y viejas farolas. Cuando los niños jugábamos al balón en alguna calle y golpeábamos algún cable por descuido, el contacto entre los dos cables dejaba a todo el pueblo sin suministro eléctrico. La iglesia era un edificio con desprendimientos que amenazaba las casas colindantes. El Horno se había convertido en improvisado almacén de los objetos provenientes de la herrería tras el derribo de ésta y su estado era lamentable. Sólo tres familias vivían en Las Parras todo el año: Gimeno Gascón, hermanos Burriel y Chulilla Gazulla. Las dos primeras habían comprado una casa en Utrillas y la última, una casa derruida con intención de reconstruirla. La desaparición del pueblo era inminente.
Por otra parte en Utrillas había un grupo de jóvenes provenientes de Las Parras muy activo socialmente: Tomás Palomar, Lazaro y Enrique Gimeno, Chano Roche, Juan José Hernández (tristemente fallecido hace varios años), Pedro Marzo y Ricardo Alegre. Disculpad si me dejo alguno.
En un momento dado Utrillas vio en Las Parras la solución para sus problemas de abastecimiento de agua, por lo que proyectó el trasvase desde Las Parras. Hubo un importante movimiento antitrasvase liderado por los jóvenes antes mencionados que entre otras cosas, sembró de pegatinas antitrasvase tanto el municipio de Utrillas como el de Las Parras. Tras varias reuniones entre Ayuntamiento, siendo alcalde Miguel Ferrer, y representantes de Las Parras, cuyo alcalde pedáneo era mi padre Jorge Chulilla, se llegó al acuerdo de conceder un trasvase con una concesión de 9 l/s de agua supervisado por la Confederación de Aguas del Ebro. A cambio se introducirían mejoras en Las Parras, a muchas de las cuales teníamos derecho constitucionalmente. Primero se hizo la carretera y se instaló e teléfono público. Después se construyó la red de alcantarillado que trajo el agua a las casas. Finalmente se pavimentaron las calles y se modernizó el alumbrado público.
Las fiestas se recuperaron antes de introducir estas mejoras. Algunos de los jóvenes antes mencionados, entre los que destacaron Lázaro, Juan José y Tomás; con el decidido apoyo del alcalde pedáneo fueron los artífices de la recuperación. Tras varias reuniones, se decidió hacer fiestas con tan sólo 15 días de antelación. Fué tiempo suficiente para contratar las orquestas, realizar el programa de fiestas, ... El baile se hacía dentro del trinquete (todavía sin cerrar) y la barra del bar se colocaba en el antiguo patio de las escuelas (hoy reconvertidas en telecentro), para lo que había que cortar las abundantes zarzas, ortigas y demás maleza que había en su interior.
Tras la pavimentación de las calles, el baile pasó a hacerse en la calle colocando el entablado junto al trinquete y orientado hacia el pairon, alrededor del cual se bailaba. Se hacía vaquilla en una de las denominadas “eras Lucas”, concretamente en la que hay sobre la casa de María Gascón. Se vallaba con los remolques del pueblo y con estructuras de madera. Al final de las fiestas se mataba la vaca y se guisaba para hacer la comida de hermandad. Inicialmente esta comida se hacía en la replaceta (puerta de la iglesia) y calles aledañas. Años más tarde el baile pasó a realizarse en la replaceta, pese a la amenaza de ruina de la iglesia, y la comida de hermandad se hizo en el río. La remodelación del horno para habilitarlo como bar fué el revulsivo que el pueblo necesitaba para tener un lugar público de reunión. La actual plaza era un conjunto de casas derruidas que adquirió un vecino por todos conocido, quien decidió donarlas al pueblo para su construcción. Desde entonces el baile pasó a realizarse en la ubicación actual.
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Realmente interesante el blog, mi hermano fue el año pasado a las fiestas y le encantaron. Un saludo
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